viernes, 9 de mayo de 2014

Opinión personal

   Tras haber leído esta tragicomedia de Valle-Inclán, un referente en la literatura española, hemos llegado a la conclusión de que es una gran obra, no solo por su complejidad sino también por la manera en la que el autor ``disfraza´´ la realidad, burlándose así de la censura.
   Una de las cosas que más nos han impactado de este innovador escritor es su peculiar apariencia junto con su extravagante personalidad.

   Respecto a la obra, en su conjunto nos ha parecido muy compleja tanto por su escritura como por el hecho de que los personajes cambien de nombre en distintas escenas y sobre todo por el sentido crítico que en el fondo tiene. Esto se refleja con el final de la obra, cuando Pedro Gailo pronuncia las Divinas Palabras en latín, que actúan a modo de crítica hacia el poder que la iglesia tenía en la época, el S. XX.

   Otro de los aspectos que más nos ha llamado la atención son algunas de las costumbres propias de la época y que, por suerte, en la actualidad han cambiado. Por ejemplo el hecho de que tuvieran al Idiota, una vez muerto, postrado en un carretón para pedir limosna y poder pagar su entierro. Esto en la actualidad estaría visto como una falta de respeto hacia el difunto. Otra costumbre que se ha conseguido eliminar en la actualidad es el hecho de tratar a las mujeres infieles como a unas criminales, sometiéndolas a toda clase de humillaciones, llegando a  pasearlas desnudas por todo el pueblo, como es el caso de Mari-Gaila.

   En definitiva, este trabajo nos ha permitido conocer como era la sociedad gallega y española en la época así como el ingenioso género literiario propio de Valle, el esperpnto.

Contextualización crítica de la obra

Aquí os dejamos un marcador social en el que hacemos una lista de páginas web empleadas para crear este blog:

https://delicious.com/lucilau98


Contextualización geográfica

La obra se desenvuelve en pueblos ficticios, creados por Valle pero que fácilmente se pueden reconocer, como por ejemplo, Viana del Prior que es en realidad A Pobra do Caramiñal. Además de este pueblo, en la narración aparecen más lugares:

- A Pobra do Caramiñal (Viana del Prior):




- Andras:



- Bretal:



- Ermida de San Clemente:



- Gondar:



- San Campio:











Contextualización literaria

     A comienzos del siglo XX predomina la tendencia teatral realista y naturalista, continuación de la Alta Comedia burguesa triunfadora en la segunda mitad del siglo XIX. Se trata de la forma más comercial del teatro, cuya intención es reflejar los ambientes y los caracteres de la realidad. El teórico de esta tendencia fue Stanislavski.
Aunque este tipo de teatro, de éxito asegurado, se sigue representando a lo largo del siglo XX, durante las primeras décadas de este siglo se va a ir produciendo una constante renovación de las tendencias escénicas, debido sobre todo a las siguientes causas:

- Aplicación a los montajes teatrales de diferentes avances técnicos.

- Influencia del cine. En su origen, el cine se ve muy influido por el teatro (las películas se redujeron a la filmación de obras de teatro, lo que en Francia se llamó “Cinema Qualité”). Pero el proceso se invertirá, de manera que comenzarán a emplearse en los montajes teatrales técnicas provenientes del cine. Además, el cine se va a reservar el punto de vista más “realista y naturalista”, de forma que el teatro intentará buscar otros contenidos y formas de expresión.

- Importancia que va a adquirir en el teatro contemporáneo el director de escena que, en muchos casos, acabará imponiendo sus ideas a actores y autores.

     El teatro probablemente sea el género literario más sujeto a los condicionamientos ideológicos y comerciales. Esto nos hace diferenciar el teatro de esta época entre un teatro comercial, es decir, con éxito en los escenarios, y un teatro innovador, más atrevido y creativo pero con menos popularidad.

  • Teatro comercial:

- El Drama burgués de Jacinto Benavente (Madrid,1866-1954)
    El autor más importante de esta corriente es Jacinto Benavente, autor perteneciente a la Generación del 98.

    La comedia benaventina, costumbrista e incisiva, supone una reacción contra el teatro melodramático de Echegaray. Este tipo de teatro se basa en el realismo, la verosimilitud, la ironía o incluso la poesía. Puede decirse que, con su primera obra, El nido ajeno (1894), abre un nuevo periodo en la dramaturgia española.

    Su teatro de éxito alcanza la culminación en Los intereses creados (1907), donde utiliza los personajes de la «commedia dell'arte» italiana con psicología española y critica el positivismo de la sociedad contemporánea.

     Es un teatro escasamente problemático, en el que lo esencial era la puesta en escena de unos modos defectuosos de la convivencia, mediante una forma teatral en la que lo decisivo no era la construcción de una acción dramática sino mostrar la relación social de unos personajes a través del diálogo. Esto significa la ruptura definitiva con la herencia romántica triunfante en Echegaray. Esta nueva manera de hablar los personajes, que “desteatraliza” su palabra y la acerca al español conversacional de las clases cultas de la alta burguesía, supone la introducción en España de una nueva forma de teatro realista en la que lo principal es la crónica dramática de los vicios y virtudes de una clase social.

- El teatro “poético”
Mezcla influencias neorrománticas y modernistas. Las obras más destacadas son las obras en verso de tema histórico. En ellas se pretenden rescatar algunos mitos nacionales sin hacer ningún tipo de crítica. El principal representante de esta tendencia fue Eduardo Marquina, al que siguieron Francisco Villaespesa y los hermanos Machado.

- El teatro cómico
Es una continuación del llamado "género chico" del siglo XIX. Presenta ambientes pintorescos y un humor mezclado de sentimentalismo con final feliz. Dentro de esta tendencia destacan:
  los hermanos Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín): escriben sainetes y comedias (El genio alegre, 1906), casi todos de ambiente andaluz.
  Carlos Arniches: scribe sainetes de ambiente madrileño con una gran comicidad verbal (El santo de la Isidra, 1898; Los milagros del jornal, 1924), y también piezas más extensas y de mayor alcance crítico que denominó "tragedia grotesca", como La señorita de Trevélez (1916).
Hay que mencionar también un subgénero cómico algo más burdo, pero exitoso en su época: el "astracán" de Pedro Muñoz Seca.Destaca por una búsqueda de la comicidad, desfigurando el lenguaje natural. La obra más célebre dentro de este género es La venganza de Don Mendo, que se estrenó en el Teatro de la Comedia de Madrid en 1918. Dicha pieza es una sátira inspirada en el teatro histórico, del modernismo literario, del drama romántico y de las comedias de honor deCalderón de la Barca.

  • Teatro innovador:
- Generación del 98: formada por un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898. Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876. Estos autores, a partir del denominado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu), comenzaron a escribir en una vena juvenil hipercrítica e izquierdista que más tarde se orientará a una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo. Pronto, sin embargo, siguió la polémica: Pío Baroja y Ramiro de Maeztu negaron la existencia de tal generación.
Dentro de esta generación se pueden diferenciar distintos tipos de corrientes a seguir por los escritores, destacando así:
-       Unamuno (Bilbao, 1864 – Salamanca, 1936):  Cultivó el teatro al margen de las tendencias de su época. Sus dramas intentan mostrar, más que una obra teatral, un ensayo dramatizado. Se trata de un teatro difícil por su carácter intelectual y por su densidad temática, a lo que se suma su austeridad de decorados y economía de medios. Llama la atención sobre todo la profundidad de sus planteamientos (inmortalidad, paternidad-maternidad, personalidad, etc.).
-       Al margen de los intentos de teatro vanguardista de Azorín (trilogía Lo invisible) y del teatro filosófico de Unamuno (Fedra, El otro), destaca la obra de Valle- Inclán (1866-1939). Su amplia obra teatral suele dividirse en tres bloques: el ciclo mítico, que presenta una Galicia mítica y primitiva (Comedias bárbaras muestra la descomposición del mundo rural y Divinas palabras la codiciosa explotación de la deformidad de un enano); el ciclo de la farsa, que presenta un mundo fantástico y estilizado (La Marquesa Rosalinda) y el ciclo del esperpento, abierto en 1920 con Luces de bohemia y continuado por la trilogía Martes de Carnaval. Los esperpentos son obras difícilmente representables, en las que introduce una estética caricaturesca que recuerda por una parte al expresionismo y por otra a la tradición "negra" española (Quevedo en literatura, Goya en pintura). Son obras que mezclan lo trágico y lo grotesco, los registros lingüísticos más extremos, con unos personajes deshumanizados, convertidos en fantoches, que traslucen una amarga visión de España.
     
- La generación novecentista: destaca Jacinto Grau, autor de un teatro denso que despertó más interés fuera de España; su mejor obra fue El señor de Pigmalión (1921), en la que unos muñecos se rebelan contra su creador. En España, Ramón Gómez de la Serna, impulsor de las vanguardias, practica un teatro muy innovador, con títulos como Los medios seres (1929).

- La Generación del 27: En el ambiente de inquietud cultural e intelectual que surge con la República y tiene uno de sus más claros exponentes en la Residencia de Estudiantes de Madrid, aparecen voces renovadoras que influyen de manera importante en la transformación del teatro español del siglo XX. Dentro de la diversidad de tendencias e intenciones dramáticas de estos autores, se puede apreciar en la obra de todos ellos un trasfondo social y un intenso sentido de la solidaridad.
Debe destacarse, entre los autores pertenecientes a la Generación del 27, la producción teatral de Rafael Alberti, Pedro Salinas, Alejandro Casona, Max Aub y Miguel Hernández…
Así mismo, la persona más destacada sin duda alguna de esta generación es Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 1898 – Granada, 1936). Su teatro intentó instalar la escena española en la modernidad artística. Discurre desde el “teatro de arte”, que buscaba la regeneración estética de la escena entregada al mercantilismo, hasta un “teatro rehumanizado” que, atiende al mejoramiento moral y material del pueblo.


Contextualización histórica

     La Restauración borbónica era la etapa política desarrollada a finales de 1874.
El sistema político que se estableció fue bipartidista entre el Partido Liberal-Conservador liderado por Antonio Cánovas del Castillo y el Partido Liberal-Fusionista que encabezó Práxedes Mateo Sagasta aunque tuvo mucho más que ver en su creación Cánovas del Castillo. Esto permitió superar el sistema de partido único que había abocado a una falta de legitimidad democrática a Isabel II y a su posterior derrocamiento. El nuevo panorama permitirá una mayor estabilidad, pero el encorsetamiento del sistema a la larga, con una alternancia política ficticia, causará graves problemas que desembocarán en la corrupción política, cuya base estaba en el denominado caciquismo.
La legitimidad del nuevo régimen se establece con la Constitución de 1876 que conforma el nuevo modelo de Estado con un poder legislativo dividido en dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado, con un sufragio censitario para elegir el Congreso y un Senado nombrado por el Rey, y en donde el monarca conserva buena parte de las funciones de Jefe del Estado y del poder ejecutivo.
 Surge el regeneracionismo, un proceso a través del cual poder superar los modos y políticas del pasado para encontrar un nuevo camino e todos los órdenes.
La continuación de los conservadores en el poder obligaría a una política de resistencia. La Reina manifestó su propósito y deseos de que en aquellos difíciles momentos el nuevo gobierno se inspirase en una política liberal y expansiva; Y como Cánovas del Castillo mostrara los mismos deseos, era natural que la formación del gabinete se encomendara a Sagasta.

La muerte de Alfonso XII y la Regencia de Mª Cristina

     La crisis planteada al morir Alfonso XII sin heredero, fue resuelta con habilidad por Cánovas, que pacto con el máximo dirigente del Partido liberal, Sagasta, en el conocido Pacto del Pardo, el turno pacifico de los dos partidos, y nombró como regente a Mª Cristina que esperaba un hijo póstumo, el futuro Alfonso XIII.

     Durante su regencia se produjo la Guerra Hispano-Estadounidense, en la que España perdió las últimas posesiones de su imperio colonial.

    En sus últimos años de regencia se agravó el problema marroquí y se agudizó la conflictividad social. De esta época datan también los inicios del catalanismo político. Además, la pérdida de las tres últimas colonias hispanoamericanas en 1898 y el comienzo de la descomposición de los dos partidos del turno al desaparecer Cánovas y Sagasta pocos años después, sumieron al país en una grave crisis, que evidenció de manera clara la inoperancia que adquirió, coincidiendo con el cambio de siglo, el régimen de la Restauración.

     El Tratado de París de 1898 se considera como el punto final del imperio español de ultramar y el principio del período de poder colonial de los Estados Unidos. Mediante dicho tratado España abandonó sus demandas sobre Cuba y declaró su independencia. Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron oficialmente entregadas a los Estados Unidos por 20 millones de dólares.

    La Guerra hispano-estadounidense había tenido un desenlace rápido y previsible, debido a la superioridad armamentística estadounidense, A finales de julio de 1.898, y todavía en plena guerra, España comienza a negociar el fin de las hostilidades mediante el embajador francés en Washington, Jules Cambon.

    España temía que el conflicto se trasladara al otro lado del Atlántico y se pusieran en peligro las islas Canarias, las islas Baleares y las demás posesiones africanas en el norte de África y Guinea Ecuatorial.
Se distinguen dos periodos durante la regencia de Mª Cristina:
1885-1890: Parlamento largo
    Durante estos años gobernaron los liberales que llevaron a cabo una serie de reformas en la línea de la constitución de 1869.
Las principales reformas fueron:
- Reforma del código civil. La ley de asociaciones para congregaciones religiosas y para asociaciones de tipo social. Ley de administración local, de desarrollo económico y de ferrocarriles.  Ley de reforma del ejército, impuso el servicio militar obligatorio, con la oposición de los conservadores.
- Ley del sufragio universal masculino, fue muy protestada.
En todas estas reformas, Sagasta tuvo la ayuda de personalidades capaces en varias materias.Como fueron: Camacho en hacienda, Alonso Martínez y Montero Ríos en justicia, Moret en estado y Gamazo en ultramar.
1891-1902: Periodo de alternancia
     Se llama así porque alternaron en el gobierno dos partidos: conservador y liberal.
    Las lecciones de 1891 proporcionaron el triunfo del partido conservador y hasta 1901 hubo seis consultas electorales, alternando los dos partidos:
   El ascenso de los conservadores al poder (1891), supone un gran cambio en la política económica.
       Frente al librecambismo que había utilizado los liberales y ante las protestas de los industriales y productores de cereales, los conservadores promulgaron un arancel proteccionista que gravaba con fuertes tarifas las importaciones. Este arancel, proporciono beneficios a los grupos dominantes.
       Los movimientos obreros: la tensión social se incrementa especialmente en el campo Andaluz y en el sector textil catalán.
      Este aumento de la tensión tiene como principales protagonistas a los anarquistas que llevan a cabo incluso atentados contra políticos y empresarios.
     El gobierno reacciona con una dura represión, y ello junto a la movilización, para la guerra de Cuba en 1895 provocó un mayor aumento de la conflictividad.
       El asesinato de Cánovas en 1897 junto a la huelga de la cuenca minera de Asturias y de la zona industrial vasca, precedieron a la grave crisis de 1898.
En Divinas Palabras Valle-Inclán nos enseña el pensamiento y la forma de sobrevivir de la época a base de ir por las ferias pidiendo limosna , se muestra la vida rural de una Galicia muy supersticiosa y atrasada respecto a otras zonas españolas. Además esta época supone unas épocas de cambio en las ideas de la sociedad, tanto religiosas como políticas.

Fue una etapa de decadencia para la iglesia, ya que muchos cristianos dejaron de creer o decían que Dios no les hacía caso.

Aquí os dejamos material audiovisual en el que se explucan estos periodos:



Contextualización de la obra


Divinas palabras, subtitulada Tragicomedia de aldea es una de las obras teatrales más conocidas de Ramón María del Valle-Inclán . Supone la culminación del ciclo mítico, con una estética muy cercana a los esperpentos. Comenzó a publicarla en 1919 en La Pluma, un periódico madrileño. En 1920 fue publicada como libro, en este mismo año el autor hace aparecer otras piezas dramáticas, que restablecen la creatividad de Ramón en el ámbito dramático y además algunas de ellas inauguran denominaciones como tragicomedia o esperpento, nunca utilizadas por el autor hasta ahora.  La obra remite a situaciones de crueldad pero tratadas en tono de tragicomedia (lo trágico y lo grotesco se unen). Está habitada con imágenes ancestrales de muerte, de avaricia y lujuria... pero formalmente se sitúa en una vanguardia expresionista.

    A causa de todo esto, la crítica consideró Divinas palabras como obra crucial en la trayectoria creativa del autor. El propio Valle-Inclán reconoció después de haber escrito la obra que debido a su complejidad debería ser refundida para poder ser llevada a los escenarios.

    Se trata de la obra más universal del autor gallego, ya que es, con diferencia, la que más veces se ha llevado a escena fuera de España. Un total de 35 montajes en 18 países de Europa, América y Asia, 13 de ellos de habla no hispana.

    La primera representación teatral se realizó el 16 de noviembre de 1933 en el Teatro Español de Madrid y a partir de 1950 empezó a ser representada internacionalmente.

    En el ámbito cinematográfico aparecieron dos versiones, una en México en 1978, adaptada y dirigida por Juan Ibáñez y otra en España en 1987 dirigida y adaptada por José Luís García Sánchez.

    Divinas palabras tan sólo tuvo una representación operística, estrenada en el Teatro Real de Madrid en 1997.

    Su argumento ha atraído a diferentes artistas interesados en adaptarla no sólo a las tablas sino también al cine y a la música, prueba de ello son las adaptaciones de célebres autores como Castelao y versiones cinematográficas como la de José Luís García Sánchez  en 1987 con el mismo título que la obra (Divinas Palabras).

Argumento

    La acción gira alrededor de la familia de Pedro Gailo, un sacristán, casado con Mari Gaila, y que tienen juntos una hija, Simoniña. La hermana de Pedro Gailo muere, dejando a su engendro, Laureaniño el Idiota, un enano que es expuesto en las ferias por sus familiares para conseguir dinero. Se lo disputan a tal fin la hermana de la difunta, Marica, y los Gailos. Cuando la esposa del sacristán, Mari-Gaila, se va con su amante Séptimo Miau, un grupo de gente emborracha al enano hasta matarle, desencadenándose los acontecimientos dramáticos.

Aquí os dejamos unos vídeos en los que se representa la obra:





Obra de Valle-Inclán

Obra

     La actividad literaria de Valle-Inclán comienza con la publicación de algunos pequeños textos en Santiago de Compostela. Poco a poco extendería su obra a varios géneros de la narrativa como el relato, las crónicas, la novela, el teatro o la poesía lírica.

Narrativa

    Su producción narrativa se inicia en el modernismo. Su primera obra es: Femeninas, colección de relatos sutiles, sensuales y muy musicales. Más adelante llevará a cabo todo un monumento del modernismo: las Sonatas  -Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905)- que tardaran tres años en salir. Es con ellas con las que inicia su carrera de escritor. En ellas relata, de forma autobiográfica, los amores del Marqués de Bradomín (un Don Juan ochecentista, cínico y sensual). En estos relatos, Valle-Inclán representa una nostalgia típica en los discípulos de Rubén Darío (padre del modernismo, quien lo llevó de Latinoamérica a España).

      Escribe una de las mejores y más importantes obras en toda la prosa modernista hispana: Flor de santidad. Esta obra, sin huir del modernismo, se centra un poco más en las tradiciones populares y leyendas gallegas con las que Valle se familiarizó en su infancia.
Por la cantidad de diálogos, algunas de sus obras narrativas, como el ciclo de las Comedias bárbaras, podrían considerarse dramáticas. Al revisarlas y comprender la dificultad de representarlas se las incluye entre sus novelas.

     Otra vertiente de la novelística de Valle-Inclán queda plasmada en los Relatos de la Guerra Carlista (1909), donde ofrece un tratamiento nuevo de esta temática, raspando el efectismo épico dominante en obras anteriores del autor y adoptando un estilo más sobrio, entrañable y lleno de emoción.

     En la serie de novelas El ruedo ibérico se burla de la corte de Isabel II y presenta ya la orientación crítica y grotesca que predominan en sus últimas creaciones.

Tirano Banderas. Novela de tierra caliente (1926) narra la caída del dictador sudamericano Santos Banderas, un  personaje cruel que mantiene el poder gracias al terror y a la opresión. Es una descripción de la sociedad sudamericana y uno de los primeros ejemplos de la llamada «novela de dictador».




     Estas novelas marcan un cambio en la postura estética de Valle-Inclán, acercándose un poco a las preocupaciones y críticas propias de la generación del 98.

Poesía

    Su obra poética está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada por Aromas de leyenda. Versos en loor a un santo ermitaño, El pasajero y La pipa de Kif.



     Versos en loor a un santo ermitaño (1907), recibe la influencia del Modernismo. Consta de catorce poemas de métrica variada en los que recrea diversos aspectos de su Galicia natal: descripciones del paisaje, trabajos cotidianos etc.

     El pasajero (1920)  se desarrolla en treinta y tres composiciones con distintos temas como: la muerte, el dolor, la vida, la pasión, la eternidad, etc.

Con La pipa de Kif (1919) da paso en sus poemas a lo grotesco, a lo esperpéntico. Esta obra se ha definido como una colección de estampas trágico-humorísticas.


Teatro

    En relación al teatro y a las artes escénicas Valle-Inclán fue actor, adaptador, traductor, escenógrafo, director teatral, productor teatral y sobre todo, dramaturgo. Escribió numerosas obras de teatro y desde sus comienzos literarios mostró una atracción por el mundo del escenario. El teatro de Valle-Inclán suele dividirse en cinco períodos:

Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).

Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).


Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.




Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de Carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que de forma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.




Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.
Valle-Inclán muestra una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios, cuyos máximos exponentes en ese momento eran Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero.

Traducciones

Realizó numerosas traducciones. Del portugués: La reliquia, El crimen del Padre Amaro y El primo Basilio, de Eça de Queiroz; del francés: La condesa de Romaní, de Alejandro Dumas y Las chicas del amigo Lefèvre, de Paul Alexis; y del italiano: Flor de pasión, de Matilde Serao.


El género del esperpento en Valle-Inclán

El esperpento como auténtico género dramático hace su aparición en 1920 con la obra Luces de Bohemia. La metáfora conceptual de este nuevo género teatral partió de una localización real; se encontraba por entonces un comercio de ferretería, situado en la madrileña «calle de Álvarez Gato» (el «callejón del Gato» de Luces de Bohemia), cuya característica más llamativa era la fachada publicitaria, donde se hallaban un espejo cóncavo y otro convexo que deformaban la figura de todo aquel que frente a ellos posase. Esto, que se convirtió en un entretenimiento de la época, sería utilizado por Valle-Inclán como metáfora llevada a la escena teatral y a su narrativa. Así, la deformación de la realidad bien podía ser divertida, como de hecho lo era para los transeúntes, pero podía convertirse en algo más: en un espejo social, en una crítica, en una deformación exagerada de la realidad que devolvía la verdadera imagen que se iba buscando al enfrentarse al espejo.

El esperpento según el propio Valle-Inclán

     Como puede observarse, la idea de esperpento está asociada a una percepción del autor acerca de la mezcla entre grandeza y grotesco que Valle-Inclán considera propia de la sociedad española. Este modo de ver la realidad se empleó en toda su obra a partir de entonces, como en la trilogía esperpéntica que recopila en Martes de Carnaval. Esperpentos, y que contiene a La hija del capitán, Las galas del difunto y Los cuernos de don Friolera.

     Más que un estilo o una técnica teatral, el esperpento es una poética, es decir, una forma de crear, que consiste en retratar hechos y personajes de una determinada manera. Según comenta Valle-Inclán en una conversación con Gregorio Martínez Sierra reproducida en el diario ABC (7 de diciembre de 1928), «hay tres modos de ver el mundo, artística o estéticamente: de rodilla, en pie o levantando el aire»; en el primer modo «se da a los personajes, a los héroes, una condición superior cuando menos a la condición del narrador»; la segunda manera es mirarlos, «como si fuesen ellos nosotros mismos» (como en el teatro de Shakespeare); «y hay otra tercera manera, que es mirar el mundo desde un plano superior y considerar a los personajes de la trama como seres inferiores al autor, con un punto de ironía.

     Los dioses se convierten en personajes de sainete. Esta es una manera muy española, manera de demiurgo, que no se cree en modo alguno hecho del mismo barro que sus muñecos. Valle-Inclán refiere que esperpento, tal como lo ve él, tiene sus precedentes artísticos y estéticos en la literatura de Francisco de Quevedo y en la pintura de Francisco de Goya. «Y esta consideración es la que me movió a dar un cambio en mi literatura y a escribir los "esperpentos", el género literario que yo bautizo con el nombre de "esperpentos". El mundo de los "esperpentos" -explica uno de los personajes de Luces de Bohemia- es como si los héroes antiguos se hubiesen deformado en los espejos cóncavos de la calle, con un transporte grotesco, pero rigurosamente geométrico. Y estos seres deformados son los héroes llamados a representar una fábula clásica no deformada. Son enanos y patizambos que juegan una tragedia. Y con este sentido los he llevado a Tirano Banderas y a El ruedo ibérico.

Características del esperpento

- Lo grotesco como forma de expresión: la degradación de los personajes, los personajes, reducidos a meros muñecos, la animalización o fusión de formas humanas y animales, frecuentemente investido de todo tipo de intertextualidades, el abuso del contraste, la mezcla de mundo real y de pesadilla  y la distorsión de la escena exterior.

-  La deformación sistemática de la realidad: la apariencia de burla y caricatura de la realidad. 

- El significado profundo, semi transparente, cargado de crítica e intención satírica que constituye la auténtica lección moral.

- La presencia de la muerte como personaje fundamental.

    Esta técnica teatral hizo de Valle-Inclán un precedente cinematográfico, debido a los continuos cambios de escenario.

   La degradación del esperpento afecta a ambientes y personajes. Los escenarios dominantes son tabernas burdeles, antros de juego, interiores míseros, calles inseguras de Madrid. Por las piezas deambulan borrachos, prostitutas, pícaros, mendigos, artistas fracasados, bohemios, presentados como marionetas sin voluntad.

     Una de las reflexiones más importantes que plantea la creación esperpéntica es si se trata de una imagen deformada de la realidad, o si se trata de la imagen fiel de una realidad deforme.

Valle-Inclán pertenece a las siguientes corrientes literarias:

     El Modernismo o Decandentismo surgió en los últimos años del siglo XIX en Europa y en América. Las incipientes corrientes del pensamiento finisecular tenían la intención de renovar la situación social y política, así como las tendencias artísticas del momento, es decir, Realismo y Naturalismo. En un principio el término “modernista” tuvo carácter despectivo ya que era utilizado por aquellos que se oponían a las novedades, pero con el tiempo pasó a designar, sin ninguna connotación negativa, a los cultivadores de esta nueva tendencia.

     Puede decirse que el Modernismo empieza a gestarse en los primeros años de la década de los 80 del siglo XIX. Su desarrollo llegaría hasta la Primera Guerra Mundial. En este periodo se producen acontecimientos como la crisis y el desastre del 98 para España. El año 1898 significó para España la pérdida definitiva de todas sus antiguas colonias americanas. Sin embargo, en 1898 no perdió tanto territorio (Cuba y Puerto Rico en América y Filipinas en Asia) como durante el reinado de Fernando VII de España.

      Hay que destacar que la literatura en español desde finales del siglo XIX no tiene su centro de irradiación en España como ocurría en siglos anteriores. En el caso del Modernismo, además, hay que decir que es un movimiento que más bien surge en América. La entrada del Modernismo en España se produjo en 1892 con la llegada de Rubén Darío. El Modernismo en España es incomprensible sin ponderar la aportación de la literatura americana. No hay consenso en la actualidad para el debate “entre los que perciben el Modernismo como opuesto a la Generación del 98 y los que proponen un punto de vista más ancho o "epocal" de la cultura española finisecular”.

     El Modernismo supuso también renovación y rebeldía frente a la literatura imperante en la época. Los modernistas innovaron para encontrar otros temas y formas que estuvieran más acordes con sus inquietudes. Una gran influencia para el Modernismo fueron estas dos corrientes literarias francesas: Parnasianismo y Simbolismo. La ruptura modernista también tiene su origen en la crisis espiritual generalizada de finales del XIX, con distintas características a ambos lados del Atlántico. El Modernismo ha sido nombrado como "rebeldía de soñadores". 

 Los modernistas españoles, fueron influidos principalmente por el Modernismo hispanoamericano, aunque también lo fueron por los parnasianos y simbolistas franceses. Uno de los sucesos más importantes para la España de la época fue, como se ha dicho, el Desastre del 98.

La generación del 98

     Es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898. Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876.

    Se inspiraron en la corriente crítica del canovismo denominada regeneracionismo y ofrecieron una visión artística en conjunto en La generación del 98. Clásicos y modernos.

Los autores mantuvieron, al menos al principio, una estrecha amistad y se opusieron a la España de la Restauración. Lo indiscutible es que comparten una serie de puntos en común:

1. Distinguieron entre una España real miserable y otra España oficial falsa y aparente. Su preocupación por la identidad de lo español está en el origen del llamado debate sobre el Ser de España, que continuó aún en las siguientes generaciones.

2. Sienten un gran interés y amor por la Castilla miserable de los pueblos abandonados y polvorientos; revalorizan su paisaje y sus tradiciones, su lenguaje castizo y espontáneo. Recorren las dos mesetas escribiendo libros de viajes, resucitan y estudian los mitos literarios españoles y el Romancero.

3. Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas formas en todos ellos. En la narrativa, la nivola unamuniana, la novela impresionista y lírica de Azorín, que experimenta con el espacio y el tiempo y hace vivir al mismo personaje en varias épocas; la novela abierta y disgregada de Baroja, influida por el folletín, o la novela casi teatral y cinematográfica de Valle-Inclán. En el teatro, el esperpento y el expresionismo de Valle-Inclán o los dramas filosóficos de Unamuno.

4. Rechazan la estética del Realismo y su estilo de frase amplia, de elaboración retórica y de carácter menudo y detallista, prefiriendo un lenguaje más cercano a la lengua de la calle, de sintaxis más corta y carácter impresionista; recuperaron las palabras tradicionales y castizas campesinas.

5. Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas del Irracionalismo europeo, en particular de Friedrich Nietzsche (Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno), Arthur Schopenhauer (especialmente en Baroja), Sören Kierkegaard (en Unamuno) y Henri Bergson (Antonio Machado).

6. El pesimismo es la actitud más corriente entre ellos y la actitud crítica y descontentadiza les hace simpatizar con románticos como Mariano José de Larra, al que dedicaron un homenaje.

7. Ideológicamente comparten las tesis del Regeneracionismo, en particular de Joaquín Costa, que ilustran de forma artística y subjetiva.

8. Ofrecen un carácter subjetivo en sus obras. La subjetividad toma mucha importancia en la Generación del 98 y en el modernismo .

     Por un lado, los intelectuales más modernos, secundados a veces por los propios autores criticados, sostenían que la generación del 98 se caracterizó por un aumento del egotismo, por un precoz y morboso sentimiento de frustración, por la exageración neorromántica de lo individual y por su imitación servil de las modas europeas del momento.
Por otra parte, para los escritores de la izquierda revolucionaria de los años treinta, la interpretación negativa de la rebeldía noventayochista se une a una fundamentación ideológica: el espíritu de protesta responde al sarampión juvenil de un sector de la pequeña burguesía intelectual, condenado a refluir en una actitud espiritualista y equívoca, nacionalista y anti progresiva.
Los problemas a la hora de definir a la generación del 98 siempre han sido (y son) numerosos ya que no se puede abarcar la totalidad de experiencias artísticas de una extensa trayectoria temporal. La realidad del momento era muy compleja y no permite entender la generación basándose en la vivencia común de unos mismos hechos históricos. Esto se debe a un triple motivo:

1. La crisis política de finales del siglo XIX afectó a bastantes más escritores que los englobados en la generación del 98.

2. No se puede restringir la experiencia histórica de los autores nacidos entre 1864 y 1875 (fechas de nacimiento de Unamuno y Machado) al resentimiento nacionalista producido por la pérdida de las colonias. Se afianzaba además por aquellos años en España una comunidad social y económica casi moderna.

3. El auge del republicanismo y la pugna anticlerical (1900–1910), así como importantes huelgas, sindicalismo, movilizaciones obreras o atentados anarquistas.

Valle-Inclán también formó parte de en la literatura española del género bohemio

     En España existió una bohemia artística y literaria también que se cobijaba en los cafés del último tercio del siglo XIX y el primero del XX. Era la llamada Edad de Plata de la literatura española, en la que convivían al mismo tiempo los escritores realistas y naturalistas con la Generación del 98, los escritores del Novecentismo y la Generación del 27 en los cafés, periódicos y calles de un Madrid "brillante y hambriento", como escribió Ramón del Valle-Inclán, pero también inmisericorde con las ilusiones literarias  de los rebeldes bohemios.

     Formaron parte de esta bohemia casi siempre escritores del decadentismo modernista, como Alejandro Sawa y su hermano, Dório de Gádex, Villaespesa, Emilio, Armando
Buscarini, Ernesto Bark, Pedro Luis de Gálvez, magnífico sonetista ejecutado en 1940; Alfonso Vidal y Planas, el murciano Eliodoro Puche, Valle-Inclán, Rubén Darío, Manuel Machado, Eduardo Zamacois, José Nakens, Rafael Cansinos Assens, Joaquín Dicenta o Pío Baroja. Algunos de ellos han pasado después a la historia de la literatura; otros, justa o injustamente, han sido casi totalmente olvidados.

    El tema de la bohemia está presente en muchas obras literarias de la época. Podemos destacar Luces de bohemia.

Aquí os dejamos unos vídeos en los que se representan algunas de sus obras:


Divinas palabras


Martes de carnaval


Luces de Bohemia


El esperpento




Biografía Valle-Inclán III

    Perfil humano

   La personalidad de Valle Inclán es sumamente compleja: soñador, aficionado a los cuentos y leyendas galaicas, a las gestas heroicas y a los ideales utópicos, enemigo de toda vulgaridad y oportunismo.

  Se sentía atraído por lo irracional y esotérico. En sus obras nos ha dejado abundantes muestras de su interés y fascinación por los fenómenos sobrenaturales y la cábala. En muchos aspectos es un típico escritor de fin de siglo pero siempre original.

   Con su curioso ceceo llevaba la voz cantante en las tertulias y le gustaba mostrarse independiente y altivo como un "enfant terrible" que se distinguía además por su vestimenta. Para Gómez de la Serna "era la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá" y el dictador Primo de Rivera lo calificó de "eximio escritor y extravagante ciudadano". En conjunto, como han destacado muchos de sus contemporáneos, llevaba "una vida teatral que se desarrollaba detrás de una máscara".

Aquí os dejamos unos montajes audiovisuales sobre Valle-Inclán con fotos sacadas en el museo dedicado hacia su figura.
Casa-Museo de Valle Inclán on PhotoPeach

  Casa-Museo Valle Inclán 2 on PhotoPeach

Biografía Valle-Inclán II

     El período comprendido entre 1908-1910, correspondiente a las fechas de publicación de las novelas de La Guerra Carlista, suele aceptarse como la etapa de militancia política de Valle-Inclán en el partido carlista. 

De esta época hay tres referencias anecdóticas:
-       El escritor realizó varias visitas a la esposa e hija de Carlos VII.
-       El fallido intento de ofrecer su ciclo bélico al Pretendiente, exiliado en Venecia desde su derrota en 1876.
-        Valle-Inclán presentó candidatura a las elecciones del 8 de mayo de 1910 por Monforte de Lemos. 

El carlismo reunía los rasgos estéticos suficientes para resultar atractivo a una personalidad como la de Valle. El carlismo como fuerza minoritaria y radical era para Valle, al igual que para otros el anarquismo, la fórmula que le permitía manifestar su desacuerdo con la política vigente y con su propia sociedad.

Todo ese despliegue gestual y verbal del escritor tiene su más importante manifesta­ción en las obras de estos mismos años, las novelas de La Guerra CarlistaLos Cruzados de la Causa (1908), El Resplandor de la Hoguera (1909), Gerifaltes de Antaño (1909) y el fragmento La Corte de Estella (1910), que son en buena medida recapitulación amplificada de temas, motivos, ambientes, personajes y situaciones de obras anteriores, en particular, Sonata de InviernoEl Marqués de Bradomín y Comedias Bárbaras, entre las que se crea una compleja red de relaciones intertextuales.

En 1912 se traslada con su familia a Cambados, donde se produce la muerte de su hijo Joaquín (1914). Desde Galicia continúa sus colaboraciones en la prensa local y nacional con algunos poemas, que en 1920 integraría en El Pasajero, y fragmentos de La Lámpara Maravillosa. Esta estancia en Galicia se ve interrumpida frecuentemente por viajes a Madrid, donde permanece períodos largos, para atender asuntos literarios, como los ensayos y estreno de La Marquesa Rosalinda (5 de enero de 1912), o la publicación de su «Opera Omnia», a cargo de la imprenta Rivadeneyra, que inicia en 1913.

A partir de 1912 se aleja de los escenarios y del teatro. En primer lugar, después del estreno con éxito de Voces de Gesta en Barcelona, la compañía María Guerrero se niega a representarla en Pamplona, recriminando el carácter político del texto. Esta negativa provocó la ruptura con dicha compañía. En segundo lugar, Valle intenta estrenar El Embrujado. Tragedia de Tierras de Salnés y en noviembre de 1912 dirige una carta a Benito Pérez Galdós. El episodio se complica y desencadena una agria polémica con Matilde Moreno, empresaria del teatro, que tiene como colofón la lectura pública en el Ateneo de la obra rechazada por la dirección del teatro. 

Enemistado con las dos grandes empresas teatrales del momento, Valle renuncia a estrenar y en adelante llegará a afirmar que nunca se interesó por la escena y que jamás escribió para el teatro. Valle-Inclán era consciente de que su teatro (anti-realista) no se adecuaba a los gustos del público de la época.

Una vez abandonada la posibilidad de estrenar en teatros comerciales, el escritor queda totalmente libre para experimentar y así lo hace difuminando las fronteras entre los géneros (novela-teatro), subvirtiendo los códigos genéricos convencionales y acuñando nuevas fórmulas (esperpento). Lo que de aquí se deriva es una concepción revolucionaria de la literatura, superadora de los géneros tradicionales, que traslada la obra a un terreno nuevo.

El deseo de romper límites y barreras preestablecidas sólo se hace plena realidad cuando Valle se despreocupa de estrenar. De modo que, al retornar más adelante al teatro, lo hizo con la convicción de que sus obras no iban a ser representadas y ello contribuyó de modo práctico a sus audacias en la forma y en el estilo. Paradójicamente, este hecho fue determinante del nacimiento del mejor teatro de Valle, el que lo ha consagrado como uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX.

En 1914 estalló la I Guerra Mundial y Valle había firmado con otros intelectuales un manifiesto a favor del bando aliado, que se publicó en el periódico El Liberal (5 de julio de 1915).

El 30 de abril sale Valle con destino a París como cronista de guerra; y el 2 de mayo está en la capital francesa. Surge entonces la serie de crónicas sobre la guerra, que se publicaron, a su regreso, en Los Lunes de el Imparcial bajo el título genérico de Un día de guerra (Visión estelar), que daba cobijo a dos partes: la primera, La Media Noche (1916), versión que transformó considerablemente al editarla como libro en 1917; la segunda, En la luz del día (1917).

Aquella excepcional experiencia tuvo una importante trascendencia estética. Valle tuvo ocasión de recorrer las trincheras aliadas, ver la ciudades bombardeadas, los hospitales de la retaguardia, conocer a altos mandos del Estado Mayor francés y participar del horror, la destrucción y la muerte de una guerra distinta a todas las que le precedieron. Pero la vivencia que más hondamente caló en el escritor fue un vuelo sobre los campos de batalla.

A partir de aquel vuelo escribe La Media Noche. Visión estelar de un momento de guerra (1917). Estas obras sitúan a Valle-Inclán entre los innovadores de la novela contemporánea y lo adscriben de pleno a la modernidad.

En 1916 Valle es nombrado profesor de Estética en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, tarea que no fue tan breve como suele decirse, sino que desempeñó casi dos años.

Durante el período de relativo silencio, en el que se desarrolla la Gran Guerra (1914-1918) y la Revolución Rusa (1917), se gesta la crisis artística que precede y acompaña el nacimiento de las vanguardias. Valle reenfoca su obra y prepara la fórmula que desembocará en el esperpento. 

Es éste el momento que marca la transformación de su obra hacia una visión desgarrada y crítica de la realidad nacional. Tomó conciencia, adoptó una postura cívica, siguió un camino inverso al los llamados «noventayochistas». De ahí que se le haya considerado hijo pródigo del 98.
Pero Valle-Inclán no es un individuo ni tan voluble ni tan contradictorio. Su rebeldía ante la realidad que le tocó vivir se manifiesta en su trayectoria literaria de modos diferentes: primero, como una actitud de huida, de evasión de la realidad, que no es, sin embargo, una postura gratuita, sino un mecanismo de protesta, posiblemente poco eficaz, pero supone una actitud ética indiscutible. Valle, que siempre gozó de una despierta conciencia cívica, hace patente su desacuerdo con la realidad político-social contemporánea y su preocupación entonces se centra en la búsqueda de recursos artísticos que hagan más eficaz su actitud crítica. La respuesta será el esperpento.

       En noviembre de 1919 renuncia a la plaza docente. Empieza a fallarle la salud y a guardar cama con frecuencia. En 1920 sufre una intervención quirúrgica con la consiguiente estancia en un sanatorio. Es la primera vez que emplea la palabra «esperpento» en relación con su obra: «Esta modalidad consiste en buscar el lado cómico en lo trágico de la vida», expresaría en 1921.

       En estas mismas fechas cierra el ciclo de sus Comedias Bárbaras con la publicación de Cara de Plata. Dos años antes había visto la luz una de las obras más valoradas del escritor, Divinas Palabras (1919 en la prensa y en 1920 como libro), que se anuncia como Tragicomedia de aldea, culminación del teatro que representan las Comedias Bárbaras, apunta rasgos que la acercan al esperpento.

      A mediados de septiembre de 1921 realiza un nuevo viaje a México, por invitación personal del presidente de la república. Su recibimiento fue un acontecimiento con enorme repercusión en el que participa todo el país. Este segundo viaje estuvo lleno de actividades culturales.

       En 1922 se establece de nuevo en Madrid, participando frenéticamente en las tertulias de la capital. La dictadura de Primo de Rivera, contra la que Valle se manifestó abiertamente, fue un factor esencial en su génesis, siendo el detonante la convalecencia de la operación de un tumor de vejiga, al que fue sometido en Santiago de Compostela en 1923.

        Desde 1924 muestra su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, vocifera en los cafés y no duda en hacerse oír. En alguna ocasión fue detenido en la vía pública por quejas al régimen.

      A finales de 1926 edita la que algunos consideran su obra maestra, Tirano Banderas, donde es patente la huella de su todavía reciente viaje al México revolucionario. En 1927 inicia la publicación de El ruedo ibérico. Únicamente llegó a escribir tres novelas de este proyecto: La corte de los milagros (1927), Viva mi dueño (1928) y Baza de espadas (1932).

      En 1927 participa en la creación de la Alianza Republicana. En 1928  consigue el contrato editorial más importante de su vida, con la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones (CIAP) que le ofrece una cuantiosa suma a cuenta de la explotación de los derechos literarios, pagadera en mensualidades. Instalado en su domicilio familiar empieza a escribir con cierto sosiego. Se aristocratiza y se vuelve más selecto en su entorno cercano de amistades.

      En 1929 es encerrado quince días en la cárcel Modelo de Madrid, por negarse a pagar una multa impuesta con motivo de unos incidentes ocurridos en el Palacio de la Música en el estreno de El hijo del diablo.

      La quiebra de la CIAP en 1931 hace que se agote el dinero obtenido y espléndidamente gastado, cuando el régimen de Primo de Rivera vive sus últimas horas. La situación económica hace pensar al matrimonio Valle-Inclán Blanco en la separación matrimonial.

       El fenómeno mundial de la politización de la cultura, que se produce en los años 30, llega a  España. Valle (a pesar de haber elogiado varias veces a Mussolini por su actitud carismática) fue nombrado presidente de honor de Amigos de la Unión Soviética en 1933, miembro del Comité Internacional contra la Guerra. En 1935 fue miembro del Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura y presidió la campaña nacional contra la pena de muerte.

       A partir de 1930, con la excepción de Baza de Espadas y El Trueno Dorado, se limita a reeditar sus textos (retocándolos, perfeccionándolos, ampliándolos…). 

   Sorprende esta actividad en un hombre cuya salud estaba muy quebrantada. La proclamación el 14 de abril de 1931 de la II República sitúa a Valle-Inclán entre las filas de sus simpatizantes. El mismo año de la proclamación de la República, recibió del pretendiente carlista, don Jaime, la más alta condecoración del partido: la Cruz de la Legitimidad Proscrita. El Gobierno republicano nombró a Valle en 1932 conservador del Patrimonio Artístico Nacional, cargo bien remunerado, que apenas le duró el tiempo de tomar posesión, ya que dimitió ante el estado de abandono de palacios y museos de los Reales Sitios y la falta de eco ante sus propuestas y proyectos. Ese mismo año fue nombrado presidente del Ateneo madrileño y fue objeto de un homenaje de desagravio por no habérsele concedido el Premio Fastenrath de la Academia a su Tirano Banderas.

       La vida familiar del escritor sufre un profundo cambio: el divorcio de Josefina supone que Valle-Inclán se hizo cargo de sus hijos, con los que se trasladó a Roma, cuando el 8 de marzo de 1933 fue nombrado oficialmente Director de la Academia de Bellas Artes de la capital italiana. El desempeño de sus funciones como director fueron fuente de conflictos con los propios artistas becados y las autoridades ministeriales, de las que dependía la Academia. El cúmulo de expectativas frustradas, unido a la frágil salud del escritor, decidieron su retorno definitivo a España el 3 de noviembre de 1934, aunque fue titular del cargo hasta su muerte. 

      En marzo de 1935 Valle-Inclán llega muy enfermo a Santiago de Compostela para ser sometido en la clínica de un viejo amigo, el Dr. Villar Iglesias, a un tratamiento de «radium» al que no resiste, falleciendo así el 5 de enero de 1936. Fue sepultado al día siguiente, en el cementerio de la Boisaca, en una ceremonia civil y en humilde féretro sin esquelas. Tal y como dispuso días antes de su muerte, en el que precisó que: «No quiero a mi lado ni cura discreto, ni fraile humilde, ni jesuita sabiondo». Es entonces, en el día de su entierro, cuando nos deja la última de sus anécdotas: el féretro en el que lo iban a enterrar tenía una cruz cristiana y al darse cuenta de ello, un amigo suyo se abalanzó sobre la caja para arrancarla rompiendo así la tapa. Unos días después este fue asesinado por cometer tal ``disparate´´. Sus restos reposan hoy en el cementerio compostelano bajo una gran losa de granito, tan austera como fue su propia vida.