viernes, 9 de mayo de 2014

Biografía de Valle-Inclán I

      El autor del libro sobre el que estamos hablando, Ramón del Valle- Inclán, en realidad no se llamaba así sino: Ramón José Simón Valle Peña. A pesar de ello, el excéntrico escritor empleaba varios nombres según el contexto:

 - Ramón del Valle-Inclán: es su nombre público y literario, aparece en la mayoría de las publicaciones de sus obras, así como en los nombramientos y ceses de los cargos administrativos institucionales que tuvo en su vida.

 - Ramón José Simón Valle Peña: empleado únicamente en los documentos de la partida de bautismo y del acta de matrimonio. Fue bautizado tres días después de su nacimiento, en la iglesia de San Cibrán de Cálago con tres nombres: Ramón José Simón con los apellidos Valle y Peña. El nombre de Ramón se le puso en honor a su padre, el de José por ser el patrono de la madrina y abuela materna del bautizado y Simón por ser el santo del día en el que nació. 

- Ramón del Valle de la Peña: empleado en su tiempo de universitario en Santiago de Compostela, para firmar sus primeras colaboraciones realizadas para Café con Gotas. - Ramón María del Valle- Inclán: solo aparece en algunas ediciones de algunas obras de su época modernista.

 - Valle- Inclán: es el nombre con el que firma en todos sus manuscritos. Tomó su nombre artístico del apellido de uno de sus antepasados paternos, Francisco del Valle-Inclán. 

 Se sabe a ciencia cierta que nació el 28 de octubre de 1866 sin embargo su lugar de nacimiento no está tan claro. El propio escritor afirmaba que naciera cuando su madre atravesaba en barca la ría de Arousa, siendo esta la primera de sus muchas anécdotas pues lo llegó a afirmar en los periódicos e incluso llegó a mentir ante la Administración, pues en uno de sus pasaportes conservados aparece Pobla do Caramiñal como su lugar de nacimiento. Otro de los lugares disputados es la llamada ``Casa del Cantillo´´ o de ``Los Tres Balcones´´. Pero según su partida de nacimiento, nació en un pazo de Vilagarcía de Arousa llamado ``Pazo del Cuadrante´´. Esta es la opción más aceptada pues este era propiedad de sus abuelos maternos y en la época era tradición que las mujeres fueran a dar a luz a casa de sus padres.

       Su personalidad artística y su futuro como escritor están ligados a su niñez, donde el factor doméstico ejerció un gran poder. Su padre era Ramón del Valle Bermúdez, funcionario en Pontevedra y periodista con inclinaciones literarias. Bermúdez fue un liberal ligado a destacadas personalidades de la época como Manuel Murgía y Andrés Muruáis. Su actividad estuvo vinculada a La Opinión Pública, plataforma de expresión fundada por él mismo al igual que el semanal La Voz de Arosa. A su vez, Carlos Luis Valle Malvido, abuelo del escritor, fue militar de profesión y hombre también de ideas liberales. En definitiva, una tradición de ilustrados. 

       La fortuna familiar heredada por el padre fue agotándose poco a poco, lo que obligó a la familia a llevar una vida más modesta. Hasta que comienza su bachillerato, Ramón vive en una sociedad campesina, arcaica y profundamente tradicional, a la que volverá años más tarde para instalarse en Cambados y A Pobra do Caramiñal; tierras que con frecuencia fueron inspiradoras de personajes, paisajes, leyendas, tradiciones y creencias supersticiosas. 

      De su infancia y adolescencia apenas hay datos, porque nunca habló por extenso de su familia. Dispuso de la buena biblioteca paterna y se le asignó como tutor un clérigo de la Puebla del Deán con el que estudió gramática latina. Con nueve años ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza en Santiago y posteriormente en un Instituto de Pontevedra hasta 1885. En ese tiempo ejerció una gran influencia sobre él Jesús Muruáis, siendo decisivo en su formación literaria posterior. El 29 de abril de 1885 acaba sus estudios de bachillerato, con diecinueve años. En septiembre de ese mismo año comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, siguiendo la imposición directa de su padre. Disponiendo de poco dinero, impartía clases particulares de latín y frecuentaba más los cafés que las aulas. En esos años trabó amistad con aquellos que más tarde llegarían a ser figuras relevantes del mundo de la cultura y de la política gallega. En 1888 se matriculó en «Dibujo y adorno de figura» en la Escuela de Artes y Oficios. Ramón se hizo pronto uno de los estudiantes más populares de la Universidad. 

     En esta época publica sus primeros trabajos literarios en la revista Café con gotas de Santiago de Compostela y en 1889 su cuento A media noche, en La Ilustración ibérica; participando activamente, junto a su hermano Carlos, en la vida periodística de la ciudad. La visita de José Zorrila a Santiago de Compostela para dar una conferencia en la universidad a la que asiste Valle, le produce una honda impresión. Es entonces cuando comenzó a nacer en él su vocación literaria. 
     
     Santiago supuso una vivencia personal y estética imborrables para Valle-Inclán, plasmada años después en un hermoso pasaje de La Lámpara Maravillosa. Pero los años estudiantiles dejaron en el joven universitario otros conocimientos pues vivió el ambiente político, ideológico y cultural que allí se respiraba como asistente a tertulias, que compartió con Pedro Seoane, los hermanos Augusto y Moisés González Besada (director de la revista Café con Gotas); Vázquez de Mella, futuro líder del partido carlista, cuyas ideas eran opuestas a las del liberal y también contertulio Alfredo Vicenti, director más tarde de El Globo, en el que Valle publicó diversas colaboraciones. 

     Resultado de la curiosidad e interés de Ramón Valle por todo lo gallego es Historia de Galicia y sus tempranas lecturas en la biblioteca paterna de los escritores más relevantes de la literatura gallega de la época. Entre ellos se encontraba el teórico del regionalismo gallego, Manuel Murguía, autor del prólogo, que Valle le solicitó desde México (en marzo de 1893), para su primer libro, Femeninas (1895); un prólogo que en 1922, siendo ya Ramón escritor consagrado, reincorporó a Corte de Amor. 

     También mantenía contacto con otra de las grandes figuras del movimiento: Alfredo Brañas. Se conocían por tres motivos: 
 - Valle fue su alumno en la Facultad de Derecho.
 - Brañas dirigió El País Gallego, en el que colaboraron Carlos y Ramón Valle.
 - Joaquín Díaz de Rábago era miembro de la Unión Católica y amigo del profesor de Derecho y tutor del estudiante universitario, quien por entonces participaba en las actividades del Círculo de la Juventud Católica de Santiago, presidido en 1886 por el catedrático compostelano, siendo su vicepresidente Vázquez de Mella. Valle-Inclán llegaría a presidir -en 1919- el Círculo Católico de Obreros de A Pobra do Caramiñal, un tipo de agrupaciones nacidas bajo la tutela de Alfredo Brañas.

      Hacia 1888 Ramón Valle Peña inicia su relación con la prensa. Por aquel entonces aún no había adquirido los rasgos que posteriormente lo caracterizarían. 
 De aquellos primerísimos pasos se conservan cuatro textos, publicados en 1888: el cuento Babel y el poema En Molinares, en Café con Gotas; el artículo Remembranzas literarias, en un periódico cubano; y Viacrucis, aparecido en El País Gallego.

     En este orden, Valle publica en un periódico barcelonés un nuevo cuento, titulado A Media Noche (1889). Desde entonces escribió con frecuencia textos pertenecientes a la narrativa breve, que periódicamente reunió en colecciones (Femeninas, Jardín Novelesco/Jardín Umbrío, Corte de Amor, Historias Perversas, Cofre de Sándalo y Flores de Almendro). Pero el relato A Media Noche es destacable porque en él se aprecian algunas de las características de la obra posterior de Valle-Inclán, tales como la ambientación gallega, la atmósfera de misterio o la presencia de ciertos motivos temáticos: la alusión a partidas carlistas, o la figura del emigrado político, que tendrá su modelo más acabado en el Marqués de Bradomín. 

    Estas recurrencias nos proporcionan una idea esencial para comprender toda la producción literaria de Valle-Inclán:
 - En su larga trayectoria artística no hay rupturas bruscas. 
 - Sus temas, personajes y ambientes van perfilándose poco a poco, amplificándose y modificándose. 
- Una peculiaridad es la conexión entre sus obras, aunque éstas resulten distantes en el tiempo. 
- Tenía una gran tendencia a reeditar sus textos siempre con modificaciones. A Media Noche tiene diversas versiones y fue publicado, al menos, una docena de veces (cuyo contenido fue transformado en sucesivas ediciones desde 1903 hasta 1920). 
 - Su sistema de creación estaba motivado por un deseo de perfección infatigable, que el propio Valle denominó la fiebre del estilo, rasgo distintivo de toda su obra. 

      El 14 de octubre de 1890, muere su padre en Vilanova, y con veintidós años es liberado del compromiso paterno, abandonó la carrera de Derecho por la que no sintió ningún interés, y regresó a Pontevedra. Llevaba ya cinco años en la universidad y no había pasado del tercer año de la carrera (aprobó tan solo 8 asignaturas de las 19 que integraban la licenciatura). Piensa en ir a Madrid y comenzar en esa ciudad una nueva vida. La herencia del padre no había sido de mucha cuantía y no le daba para vivir. 
  
     Tras una hipotética estancia en Italia, viajó a Madrid a finales de 1890. La situación política de España era mala y en lugares públicos madrileños se exponían ideas contrapuestas y se solicitaban soluciones. La primera estancia en Madrid supuso dos años en su vida. Allí frecuentó los abundantes cafés de la Puerta del Sol, participando en las tertulias de forma expresiva y haciéndose conocer (resulta gracioso con su acento y su particular ceceo). En estas primeras visitas a los cafés va configurando su personalidad, su mundo, que acabaría haciéndolo famoso en las sociedades y tertulias de Madrid. 

     Colaboró en diarios como El Globo (dirigido por su amigo y mentor Alfredo Vicenti que publicó algunos de sus artículos y cuentos) y La Ilustración Ibérica. No era todavía considerado públicamente un escritor, las colaboraciones periodísticas que hacía eran únicamente para ganar algo de dinero. La asistencia a peñas y tertulias de la época empezó a establecerse, haciéndose famoso por su ingenio. A pesar de sus esfuerzos abandona la capital sin lograr un sustento estable. 

    El 12 de marzo de 1892 embarcó rumbo a México y llegó el 8 de abril a Veracruz. Permaneció un año en el país azteca y lo recorrió en busca de antiquísimas tradiciones, descubrió allí los efectos alucinógenos del «cáñamo índico» y protagonizó algunas anécdotas: 
- Retó a duelo al director de un periódico, episodio que, finalmente, se resolvió de modo pacífico. 
- Justificó el viaje recurriendo a que era un escritor aventurero, otras veces a que era un noble conquistador o a que era un amante que sufría por amor y necesitaba distanciarse de su amada. Otras veces recurría a la ocurrencia (llegó a contestarle así a López Pinillos) de que visitara México porque tenía la intrigante y mística x. 

     Comenzó a colaborar de forma regular en la prensa mexicana con su famosa firma: Valle-Inclán o Ramón del Valle-Inclán. Alrededor de una treintena de cuentos, artículos y crónicas de temas muy diversos fueron apareciendo en El Universal y en El Correo Español de México; y escribió para el periódico veracruzano, La Crónica Mercantil, aunque estas últimas colaboraciones no se han conservado. Por otra parte, en El Universal colaboraron escritores, como Díaz Mirón, Gutiérrez Nájera o el propio Rubén Darío, de modo que aquellas redacciones fueron para Valle con toda probabilidad vehículo de descubrimiento del modernismo literario. 

      De esta primera estancia en México Ramón presiente su destino como escritor, empezará los relatos que posteriormente se agruparán en Femeninas. Finalmente abandona México para ir a Cuba donde pasa una estancia de varias semanas en la provincia de Matanzas. Su aspecto físico está transformado, lleva barba y melenas. 

     En primavera de 1893 se encuentra de nuevo en España, donde se aloja en Pontevedra. Es en este lugar donde trabó amistad con Jesús Muruáis, bibliógrafo y profesor de latín en el Instituto de la ciudad. Durante esta época el poeta italiano Gabriele D'Annunzio ejerce una fuerte influencia sobre él y de él toma la fórmula del decadentismo europeo. Conoció también a René Ghil. En 1894 publicó su primer libro, la colección de relatos de tema amoroso Femeninas (Seis historias amorosas). En las Seis historias amorosas que componen el libro se advierte un premeditado deseo de escandalizar; de ahí lo morboso: el incesto, la violación, el suicidio, el adulterio… Esta primera obra aparece a la luz con el apoyo del amigo de su padre Manuel Murguía. Ramón ya se siente escritor, ya sabe a partir de este instante la dedicación futura de su vida. Con la publicación de este libro se produce otra anécdota acerca de la persona de Valle-Inclán: este libro fue prácticamente comprado únicamente por una persona, un bibliotecario. A Valle esto le pareció extraño y cuando fue junto al bibliotecario descubrió que en realidad no le comprara el libro por la historia sino por el papel que era de muy buena calidad. En definitiva, que compraba sus libros para borrarle la tinta y venderlos por hojas sueltas (desde luego, este señor no era consciente de lo transcendental que sería posteriormente Valle-Inclán para la literatura española). 

      Es en esta época cuando Valle-Inclán comienza a cultivar su particular indumentaria: capa (al principio un poncho mexicano), chalina, sombrero, polainas blancas, y sobre todo, sus largas barbas, las «barbas de chivo» de que habla Rubén Darío en un poema dedicado al autor. Colabora desde Pontevedra en la revista Blanco y Negro. En esta etapa figura con su nombre Ramón de Valle Inclán.

     En 1895 volvió a instalarse por segunda vez en Madrid, esta vez como funcionario del Estado en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Pronto acude a varias tertulias madrileñas llevando la vida bohemia de la época, en las que conoce a muchas figuras destacadas, como Gómez Carrillo, Pío, Ricardo Baroja, Azorín, Jacinto Benavente, González Blanco, Villaespesa, Mariano Miguel de Val, entre otros. Asiste a los innumerables cafés madrileños de la época: el de Fornos, el Suizo, el Café del Príncipe, el Café de Madrid, el Café de El Gato Negro, la terraza del Café Gijón y el Café Nuevo de la Montaña. Con tertulia propia en la «sala de La Cacharrería» del Ateneo de Madrid. En ellos con su verbo ceceante, se hace famoso por su capacidad de monopolizar conversaciones, por destruir reputaciones y por su falta de paciencia a la hora de soportar interrupciones de oyentes e interlocutores.

      Su atuendo se hace peculiar, y la barba se alarga en lo que será su estética habitual. Vive con escaso dinero rozando la penuria. En esta segunda etapa madrileña vive la bohemia literaria modernista con estrecheces económicas que incluso le obligan a pasar hambre. Habita en un patio de viviendas en la calle Calvo Asensio del barrio de Argüelles, entonces suburbio de Madrid.

     De esta época en Madrid se narra una anécdota en la que paseando por la madrileña Carrera de San Jerónimo se encuentra con Miguel de Unamuno y Pío Baroja, los tres hostiles entre sí en lo que se refiere a teorías literarias, no reconociéndose ningún mérito entre ellos. A pesar de presentar Pío Baroja a Valle-Inclán y Miguel de Unamuno, no pasan ni ochenta pasos sin que acabaran insultándose, gritándose y finalmente separándose antes de acabar el paseo por la calle. Los tres eran representantes de la Generación del 98, los tres dejaron impronta de su independencia. 

     En el año 1897 se publica su segundo libro, Epitalamio (Historias de amores), sin demasiado éxito entre los lectores. Durante estos años, participó como actor en obras teatrales como La comedia de las fieras o Los reyes en el destierro. Durante la guerra Hispano-Estadounidense las afinidades sentimentales hacen que Ramón tome partido por las aspiraciones cubanas a la independencia de España. 

       El 24 de julio de 1899, se produce la más sonada anécdota de Valle-Inclán: la pérdida de su brazo izquierdo. 

       Tras una discusión en el Café Nuevo de la Montaña, Valle-Inclán y su amigo Manuel Bueno discutían sobre la legalidad de un duelo que iba a celebrarse debido a la minoría de edad de uno de los duelistas. Llegaron a agredirse y Manuel Bueno le pegó con un bastón en el antebrazo clavándosele un gemelo en su muñeca izquierda, con resultado de fractura de los huesos del antebrazo. La herida se gangrenó y el 12 de agosto de 1899, el médico y cirujano Manuel Barragán le amputó dicho brazo. Durante la operación del doctor Barragán, estuvo despierto y se desmayó sólo una vez, siendo conocido que casi al final de la operación sugiere a los asistentes deseos de fumar, y durante los últimos instantes se fuma un habano. Valle-Inclán tenía treinta y tres años. A partir de entonces la imagen de manco se hace mítica. Algunos amigos deciden organizar un festival y conseguir fondos para comprarle un brazo ortopédico, estrenando en el Teatro Lara, el 19 de diciembre de 1899 su obra Cenizas: Drama en tres actos, con dirección del propio Valle-Inclán. La siguiente vez que se encuentra con Manuel Bueno le estrecha la mano e incluso le da las gracias pues ahora, se parece más a su idolatrado escritor Cervantes. Tras el incidente regresa a vociferar a los cafés, al mismo tiempo que la manquedad le hace olvidarse de sus pretensiones de ser actor de teatro. 

       En 1900 publicó La Cara de Dios, una adaptación del drama de Arniches. Participó también en un concurso de cuentos promocionado por el diario El Liberal. No consiguió ganar el premio (el jurado no quiso arriesgarse a premiar un relato tan innovador) pero su relato Satanás fue muy elogiado por Juan Valera, uno de los miembros del jurado, en un artículo de prensa. 

     Respecto a la prensa, son numerosos los periódicos y revista literarias en las que el escritor gallego firma: desde el ABC, El Mundo, El Imparcial, El País o El Correo Español. Sus colaboraciones fueron de tipo literario a diferencia de los llamados escritores del 98 y modernistas, cuya actividad periodística con frecuencia se adentraba en el terreno ideológico y político-social. 

      Valle sigue teniendo apuros económicos y para subsanarlos, en enero de 1901 organiza con Ricardo Baroja una expedición a caballo a las minas de Almadén en busca de un yacimiento de plata. Esta expedición no solo fue un fracaso sino que el bohemio escritor se pegó accidentalmente un tiro en un pie. Tras este incidente pasó tres meses de convalecencia durante los cuales publicaba en Los Lunes de El Imparcial y en Juventud una serie de relatos, que posteriormente incorporó a la Sonata de Otoño. Este sistema de creación se repetirá a lo largo de su obra, es decir, muchas de sus obras extensas están compuestas por fragmentos aparecidos generalmente en la prensa. 

      En los años posteriores continúa asistiendo a las tertulias de los cafés madrileños. En 1907 contrajo matrimonio con la actriz Josefina Blanco. Se conocieran a principios de siglo en el círculo teatral de María Tubau. Tenía 43 años cuando nace su hija María de la Concepción. Después vendrían Joaquín María (muerto prematura¬mente), Carlos Luis, María Beatriz, Jaime Clemente y Ana María Antonia. 

      En 1908 publica una reelaboración de su primer drama, ahora titulado El Yermo de las Almas, que estrenó Margarita Xirgu en Barcelona en 1915; en 1910 escenifica La Cabeza del Dragón (1 de marzo) y el 19 de marzo, Cuento de Abril. 

      En 1910 emprende con su esposa una gira por varios países de Latinoamérica con la Compañía García-Ortega, de la que formaba parte Josefina, para incorporarse después a la Compañía Guerrero-Mendoza con la que continúa viaje a Chile y Paraguay, entre otros.

     Embarcó en Lisboa y llegó a Buenos Aires el 22 de abril de 1910. Coincide con la conmemoración del Centenario de la Independencia de Argentina, para cuya celebración el Gobierno había organizado diversos actos. Ramón da cuenta en las crónicas que envía a España desde Buenos Aires de aquellos acontecimientos y aprovecha para criticar a la embajada oficial española, crítica que hace extensiva al Gobierno liberal. La actividad del escritor durante su estancia en el país no se redujo a la de cronista. Además del estreno de Cuento de Abril, recibido con críticas muy favorables, impartió numerosas conferencias al tiempo que fue objeto de homenajes. 

       

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